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by Liza
Y recuerdo cuando me encerraba en el baño noche tras noche, y lloraba a oscuras delante del reflejo de el espejo, cuando estuvieron a punto de tapar todos los espejos de la casa con tal de hacer desaparecer los monstruos. Y ahora sé que ha vuelto, que nunca se ha ido, pero que vuelve a ser protagonista, que me tiro horas frente al espejo, haciendo ejercicio, que no quiero comer, y me siento culpable, y calculo cada una de las calorías que voy a meterme al cuerpo y lloro solo de la angustia que me produce. Que solo veo gordura por todas partes, y me quiero deshacer de ella al instante. Que no duermo por las noches al sentir la piel bajo las sábanas, que me da miedo salir a la calle y que me vea la gente, que no quiero verme ni en fotos, que no pertenezco al cuerpo en el que estoy. Que a veces me miro al espejo y no sé quién es, pero yo no. Que quiero ser frágil y huesos y cada vez que quiero ser feliz, me atrapan los problemas. Que quiero ser delgada, que quiero ser feliz y tengo miedo de cada gramo, de cada kilo, de cada bocado.